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DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE ARTESANÍA

En el grupo de discusión Nexoartesanía, dentro de GoogleGroups, auspiciado por Oficio y Arte, se ha iniciado un interesante debate en torno a la empresa artesanal y su papel en el mundo actual. Vale la pena seguirlo por el contraste de opiniones que se dan.

El debate se inició con un texto del ceramista y director de CEARCAL, Félix Sanz, que adjunto al presente mensaje.

Podéis suscribiros al foro nexoartesania en el siguiente enlace, en caso de que queráis ver todo el debate y, de paso, recibir todas las informaciones y discusiones que allí se dan:

http://www.oficioyarte.org/foros/lista/index.htm

 

 

En CEARCAL cada vez más realizamos acciones formativas donde el uso de las herramientas tecnológicas tienen cada vez más protagonismo.

Como consecuencia de esto, algunas veces surge algún debate sobre los límites y no límites existentes en el desarrollo de la actividad artesanal y su representación. También he decir que cuestiones obvias mi conocimiento se limita a la realidad española, aunque creo que también podrá extrapolarse a los países iberoamericanos.

Yo he de decir que en estos temas hace años que tengo las cosas más o menos claras por lo que me gustaría trasladar una reflexión sobre estos temas.

Siento que sea tan larga, pero sintetizar más podría generar alguna confusión.

Gracias por la paciencia a los que os decidáis leerlo.

Un saludo.

Félix

De qué hablamos cuando hablamos de artesanía.

Artesanía y empresa

Los que en España andamos metidos en esto de la artesanía, ya sea como productores o como gestores de entidades públicas y privadas, llevamos mucho tiempo intentado buscar nuevos caminos que permitan al sector tener una dirección más definida para salir de una vez por todas de este bucle conceptual, en el que a veces, solo a veces, pudiera parecer que nos gusta estar.

A pesar de que existe una imagen general de atonía en el sector, es verdad que algunas cuestiones ya han comenzado a moverse y a resolverse. Entre las cuestiones que se van resolviendo se encuentra la superación que ha existido durante muchos años de relacionar la actividad productiva artesana con la empresa, ya sea esta unipersonal, con socios o con trabajadores asalariados. Actualmente parece que esta cuestión ya no está sobre la mesa, aceptándose de manera mayoritaria que todos los propietarios de talleres artesanos entienden su trabajo como una actividad empresarial, que al margen de otras connotaciones de valoración histórica y cultural, tiene como objetivo primordial ser rentable. Es decir, tener beneficios económicos para garantizar su actividad en el tiempo.

Es posible que, a alguien ajeno a nuestro sector esta afirmación le pudiera parecer de Perogrullo, pero aquellos que ya llevamos muchos años en esto de los oficios artísticos y tradicionales sabemos bien que hasta hace muy pocos años, decir que un taller era una empresa y que como tal su objetivo era ganar dinero, suponía riesgo de lapidación, de excomunión y si venía al caso de expatriación.

Nos ha costado años, pero al final hemos aprendido que la mejor forma de garantizar la permanencia  de nuestra actividad es logrando que ésta genere los ingresos necesarios para que los que ya están no se vayan, y para que los jóvenes que no están vean nuestro trabajo como una opción real para ganarse la vida con dignidad y estén dispuestos al relevo generacional.

 

¿Quiénes son las empresas artesanas?

Una vez entendido por todos, aunque siempre queda algún irreductible galo, que la actividad artesanal es una actividad generada por unidades económicas de producción con sus singularidades e identidad propia, el siguiente reto es definir ¿quiénes son estás empresas? y ¿cuáles son las características que les diferencian?, al tiempo que hacen de ellas un sector productivo propio.

Digo que es un reto, porque si reducimos la actividad artesanal a los actuales registros y repertorios de oficios artesanos que definen las leyes y decretos que regulan la artesanía en las 17 comunidades autónomas españolas, estaremos tan limitados para la modernización de la actividad que al final nos veremos condenados a una lenta languidez para acabar siendo materia de estudio de alguna tesis doctoral sobre los oficios perdidos. 

Y es que, en general,  el actual concepto de empresa artesana se encuentra muy vinculado, por no decir encadenado, a los oficios tradicionales y a sistemas de producción donde el componente “manual” ha tomado peso ideológico y es utilizado como dique de contención para evitar que se introduzcan nuevos “oficios” con nuevas herramientas, nuevos materiales, nuevos procesos de producción y nuevos productos.

A modo de ilustración de lo planteado, no hace mucho tiempo fui testigo de una conversación entre dos profesionales  de los oficios, quienes creían firmemente que había que poner limitaciones de acceso a la inscripción en los registros artesanos regionales a  aquellos talleres que hubieran incorporado el uso de herramientas tecnológicas y digitales en su sistema productivo, ya que a su juicio, el uso de de las nuevas tecnologías rompía con la forma tradicional de realizar los productos artesanos.

Realmente la conversación no tuvo desperdicio, ya que ninguno de los dos se cuestionó que en su momento su propio proceso productivo quebró drásticamente con la forma de entender el oficio por sus antecesores, entre otras muchas cosas porque a diferencia de los viejos maestros hoy casi nadie se prepara la materia prima sino que esta se compra manufacturada y muchas veces su origen ni siquiera es natural sino que es de fabricación sintética. Tampoco fueron conscientes durante la conversación del cambio que había supuesto reemplazar maquinas de tracción manual o animal por herramientas eléctricas y electrónicas y tampoco hubo ninguna referencia a que su catálogo de productos, poco o nada, tenía que ver con las viejas formas y usos originarios… pero eso sí, en todo momento ellos se erigieron como la única garantía de la preservación de quien sabe que pureza original del legado cultural e histórico de los oficios artísticos y tradicionales.

Me temo, que en el fondo de la conversación de lo que en verdad estaban hablando, era más de la amenaza que les suponía la incorporación de nuevos competidores mucho más preparados, con mejores medios y más competitivos, que de la preservación de la actividad productiva artesana y su herencia cultural. 

También es verdad que esta conversación no tiene nada de nuevo, es más, ya tiene varios siglos de antigüedad como ponen de manifiesto las viejas ordenanzas gremiales que limitaban el acceso y controlaban el ejercicio de los oficios en las ciudades medievales y que en el fondo no buscaban más que eliminar la competencia para dominar el mercado. A estas alturas del cuento ya deberíamos haber aprendido que las limitaciones para el desarrollo de los oficios lo único que consiguen es su propia decadencia.

Curiosamente cuando en ciertos países y regiones de Europa se limitaba mediante normas y más normas el ejercicio libre de la actividad profesional lo único que conseguían a medio plazo era un lento declive y este a su vez era inversamente proporcional al desarrollo que se experimentaba en las regiones donde existía una mayor libertad de ejercicio y de comercio.

Esto no quiere decir que todo valga en la realización de los oficios de arte, pero lo que no tiene sentido alguno es intentar imponer rígidas limitaciones a la incorporación de cambios en la forma de entender que es la artesanía que lo único que consiguen es que los más dinámicos e innovadores busquen otros espacios donde desarrollar sus proyectos.

 

¿Existe una sola artesanía?

Con estas premisas, es posible que podamos empezar a entender lo que está sucediendo con las empresas artesanas en España, donde una gran parte de los talleres artesanos hace mucho tiempo que no se identifican con la imagen tradicional y rígida que proyecta el sector ya que sus mecanismos de producción, modelo de gestión y productos tienen poco o nada que ver con la idea que socialmente se tiene de lo que es un taller artesano tradicional.

Como consecuencia de este divorcio entre empresas y el sector, el volumen productivo artesanal va teniendo cada vez menor presencia en los registros estadísticos de artesanos que además son voluntarios y por lo tanto la visibilidad social y económica de la actividad artesana es cada vez más reducida, por lo cual, las administraciones públicas también entienden que su esfuerzo deberá ser menor a la hora de definir los recursos que deben destinar para la  promoción y el desarrollo del sector, iniciándose de esta forma una peligrosa espiral descendente que acabará relegando a la artesanía a una presencia testimonial y curiosa, cuya única utilidad acabe estando en decorar los stands públicos de las ferias de promoción turística.

Para cambiar esta disminución de la presencia social y económica de las empresas artesanas debemos implicarnos todos los actores que estamos en el escenario, aunque no podemos olvidar que un papel de protagonista en esta obra le corresponde a las organizaciones profesionales, sean estas de ámbito local o nacional, ya que tienen en su mano la posibilidad de invertir la situación si son capaces de reinventarse como asociaciones empresariales con el fin de adaptarse a una nueva forma de entender la identidad de las empresas artesanas.

Sin duda, esta aceptación podrá suponer una ruptura, más o menos traumática, para todos aquellos que solo entienden la artesanía desde la salvaguarda de unos determinados procesos de elaboración (normalmente los suyos), con materias primas naturales y tradicionales y con el uso herramientas pre-digitales, y que se niegan a aceptar cambios que les obliguen a replantearse sus propios métodos de trabajo, productos o mercados.

 

Todo se transforma

Si fuéramos capaces de admitir esta nueva forma de entender la actividad productiva artesana, que no tiene porque ser excluyente con las actuales fórmulas, la siguiente acción debería pasar por la identificación de todas las empresas que realmente están en el sector, y estoy seguro de habría muchas sorpresas si fuéramos capaces de contabilizar la repercusión que tiene la artesanía en el PIB del país. A modo de ejemplo, señalar el estudio publicado en el 2010 por el Ministerio de Industria Comercio y Turismo del Gobierno de España con el título de “El sector artesano español en las fuentes documentales y estadísticas” que cifra en más de 200.000 empleos directos los generados por las empresas artesanas, de los que una gran parte se sitúan en el medio rural y son ocupados por mujeres.

El cambio de perspectiva que puede suponer la aceptación de un nuevo modelo de la actividad profesional artesana no solo implicaría a los talleres y administraciones, sino que también afectaría profundamente a la mayoría de las organizaciones profesionales artesanas, si es que estas quieren realmente ser la representación mayoritaria del sector. Actualmente las asociaciones profesionales representan a un porcentaje muy bajo del total de las empresas identificadas como artesanas, y éste sería mucho más bajo aún, si se incluyeran todas las empresas del sector que no están apuntadas en los registros artesanos de las Comunidades Autónomas.

Por otro lado, las actuales organizaciones profesionales para ser realmente representativas de la amplia heterogeneidad que supone la actividad artesanal y que tiene presencia en la mayoría, por no decir en todas, las actividades económicas productivas del país, en primer lugar deberían reorientar sus objetivos, sobre todo en los criterios de admisión de socios, debiendo ser su máxima prioridad el alojar el mayor número posible de empresas en activo con el único requisito de que su actividad no fuera industrial y estuviera vinculada a los oficios artísticos y tradicionales.

De esta forma las asociaciones tendrían un espectro de actividades y mercados mucho más amplio que el actual, ya que en la mayoría de las ocasiones las organizaciones sólo tienen socios que únicamente comercializan sus productos a través de las ferias de artesanía con todas sus variantes, y no podemos olvidar que este canal de distribución sólo es usado por apenas un 10 % de las empresas artesanas en activo.

Aquí también se plantea otro importante reto y que no es otro que las organizaciones artesanas alojen y representen a la mayoría de las empresas del sector y que a su vez se profesionalicen como asociaciones empresariales para la defensa de los intereses del sector y no como sucede ahora, que sólo agrupan a una mayoría de socios cuyo único interés es obtener ventajas económicas y de participación en las actividades que organiza su asociación y que en la mayoría de las veces se limita a las ferias de su localidad o región.

Es asumible y comprensible que parte de los que actualmente forman las asociaciones del sector plantee un rechazo a estos cambios, ya que de realizarse (estoy seguro de que se acabarán realizando) se produciría una profunda transformación del actual modelo de representación profesional y los viejos conceptos que han identificado a la artesanía se verían reemplazados por otros mucho más dinámicos y con menos prejuicios a la hora de afrontar los retos que plantea el mercado globalizado, la aparición de las herramientas digitales y los nuevos materiales.

 

Concluyendo

Con toda la prudencia que me es posible, estoy plenamente convencido de que el cambio de modelo y de forma de entender nuestro sector permitiría a corto plazo una clara re-dimensión de la actividad económica de la artesanía, y que esta revisión le otorgaría al sector el verdadero lugar que ocupa en la creación de riqueza y empleo en nuestro país, sin olvidar la aportación que realiza en investigación y desarrollo o su creciente presencia en la exportación internacional.

A ninguno de nosotros nadie nos ha pedido nuestra opinión para decidir como habrían tenido que ser las cosas, y bien a nuestro pesar, o bien a nuestro favor, aquí es donde ahora estamos, sentados en la estación viendo pasar trenes de alta velocidad.

Podemos seguir sentados disfrutando del espectáculo de ver pasar los trenes rápidos como flechas con la seguridad de no correr ningún riesgo, o bien podemos subirnos al tren en la siguiente oportunidad en y hacer lo que siempre ha hecho la humanidad; avanzar hacia el futuro.

Nosotros decidimos.

 

 

Félix Sanz Sastre      

 

 

 

 

 

EL PEZ QUE SE MUERDE LA COLA

 


Por Jesús Ángel Prieto
¿Artesanía de calidad que se vende en tiendas de calidad? ¿Artesanía de
calidad que se vende en ferias de “calidad” en la calle? ¿Artesanía sin
calidad que se vende en ferias de calle sin calidad?
Es un tema delicado, o mejor “sensible” que merece ser debatido. Intentaré
aportar unos puntos de vista a este debate que hace tiempo tenemos en el
sector.
Primera reflexión:¿tienen este debate en otros sectores?
Por ejemplo, la restauración. ¿Hay un desequilibrio entre les espacios de la
degustación y la calidad de la comida? ¿Hay comida callejera de calidad?
¿Alguien en ese sector de la alimentación mantiene este debate entre la
calidad de los espacios y la de la producción? Dicho más
demagógicamente: ¿algún cocinero de prestigio reivindica el bocata de
chiringuito callejero?
Podríamos objetar que algunas ferias de alimentación callejera
(normalmente dedicadas al producto local y ecológico) tienen calidad. Sí,
pero también sabemos que su impacto en la supervivencia de esos
productores es menor, y que en general ésta depende de otros canales de
distribución más convencionales.
Creo que el problema lo tenemos en nuestro sector porque la producción y
la distribución unidas conforman una manera de vivir. Son una herencia
seguramente envidiable de otros tiempos, pero que ahora resulta difícil de
gestionar. Es probable que ciertas artesanías de producción limitada
puedan seguir estableciendo lazos de venta directos, pienso en los luthiers;
pero éstos casi trabajan a demanda y la relación con el cliente ya se
establece previamente a la producción con el encargo. Y es en circuitos de
esta dimensión donde autor y cliente no fracasan.
No quisiera desmerecer aquellos artesanos que tienen en las ferias de calle
su “modus operandi” establecido y que les mantiene en activo. Pero oigo (y
veo) demasiado a menudo que el proceso de venta directa acaba
comiéndose la parte de fabricación propia y que a la larga en las ferias de
calle los que perviven son los vendedores ( ya sin producto propio). Y eso
crea un círculo pernicioso en donde el aliciente de comprar productos
genuinos artesanos a artesanos genuinos acaba siendo una mala parodia
para desastre de los genuinos y para perversión de los clientes. Y este
efecto último es devastador: los clientes mal acostumbrados van por
producto barato. Falsamente artesano, falsamente manufacturado,
falsamente portador de valores culturales (finalmente, una artesanía de usar
y tirar que comparan con las tiendas de “todo a 100”).
En los países de referencia, la artesanía es cara. Y buena. Y compite en el
mismo espacio (tiendas de calidad) con productos industriales bien
diseñados, con productos artísticos, con productos exóticos. E incluso
existe, consolidada, la figura y el mercado del coleccionista.


Pero eso conlleva un cliente educado y culto (educación formal, de la
escuela; educación social, de los medios de comunicación) que decide su
compra no por pulsión consumista sino por criterios mas reflexivos.
También conlleva un productor, un sector artesano, con una alta calidad.
Culto, conocedor del oficio y de las demandas sociales, respetuoso con las
normativas del producto, y....creativo.
Y finalmente unos circuitos de distribución igualmente a la altura: tiendas de
calidad, espacios de exposición, lugares multiproducto que saben hacer
dialogar los objetos que presentan.
¿Puede haber ferias de calle de calidad? Es posible, pero habrá que
reinventarlas, rediseñarlas, educar de nuevo al público, a los artesanos y
artesanas que participen, y (lo que no es menos importante) a las
administraciones públicas que las alientan y sostienen. Por que hoy por hoy
el modelo parece agotado y, según mi parecer, globalmente desnortado (en
un encuentro masivo de los asociados de Metiers d’Art de Francia, casi
nadie participaba en las ferias de calle).
Sí que en cambio la ferias profesionales tienen un largo camino que hacer,
en algunos casos con un cambio de rumbo, en otros con la creación de
nuevas fórmulas (Primavera de Galicia sería un ejemplo a estudiar, de otros
sectores podríamos aprender, los casos Alimentaria y Degusta en
Barcelona: la gran feria industrial de la alimentación y la feria pequeño
formato de la artesanía alimentária).
¿Qué se extrae de todo ésto? Que la artesanía es un territorio de mucho
futuro (razones que se deberían exponer mas extensamente y en otro
momento) y que sus fórmulas de encaje con la realidad del mercado y la
comunicación social han de ser reinventadas, potenciadas y enfocadas
inteligentemente, no a golpes de timón y genialidades poco reflexionadas. Y
para ello toda la participación es poca, toda idea, toda iniciativa bienvenida.
Es desde el sector que hemos de liderar, con todas las colaboraciones y
aportaciones posibles, un resurgir de la artesanía con una nueva cultura de
la relación sempiterna entre el hacedor y el disfrutador.

 

 

 

ARTESANIA EN LOS OUTLETS: Una nueva experiencia


Por: Lala de Dios
Coordinadora de Proyectos para España y Europa.
Fundación Española para la Innovación de la Artesanía


La Fundación Española para la Innovación de la Artesanía ha organizado
una experiencia piloto, que consiste en la puesta en marcha de dos
Unidades de Venta Temporales en las que sendas Muestras de Producto
Artesano permanecerán abiertas durante los meses de verano.
Las Muestras se llevan a cabo en los centros comerciales Las Rozas
Village, situado en las cercanías de Madrid y La Roca Village en La Roca
del Vallés, Barcelona. Estos centros son outlets, estrategia comercial
basada en ofrecer artículos excedentes a precios interesantes, si bien los
Village tienen la peculiaridad de seleccionar únicamente primeras marcas,
nacionales e internacionales, y de cuidar especialmente el entorno donde se
realiza la actividad que imita un pueblo con sus calles, paseos y terrazas. La
empresa cuenta con centros similares en otros países europeos, entre ellos,
Francia, Italia, Reino Unido, Alemania y Países Bajos.
El objetivo que se pretende alcanzar es abrir nuevos mercados para los
productos artesanos, acercándolos a un público que puede no ser
comprador habitual de artesanía, pero que aprecia la calidad y busca la
diferenciación. Se trata de dar una imagen de originalidad, calidad y
contemporaneidad, sin que ello signifique un rechazo de aquella artesanía
tradicional que haya sabido adaptarse sin perder sus raíces.
En las dos tiendas se ha cuidado el mobiliario y la decoración para crear
una estética funcional, moderna y atractiva que no desentone del resto de
establecimientos del centro y el producto ha sido previamente seleccionado,
siendo el departamento de marketing de los centros el que ha realizado el
filtro final, asegurando así la mayor adecuación posible entre el producto y
el público habitual de los Villages. Entre los productos expuestos la mayor
parte son artículos producidos en pequeñas series, aunque también hay
piezas únicas, un aspecto que no conviene olvidar, ya que, para una buena
parte del público constituyen la esencia misma de la artesanía.
En Las Rozas, muestra organizada directamente por la Fundación, han
participado en la primera fase (hasta finales de julio) 20 artesanos
procedentes de Madrid, Andalucía, Extremadura, Galicia, Castilla la Mancha
y Vizcaya. Entre los productos a la venta hay cerámica popular y
contemporánea, camisetas pintadas o con aplicaciones superpuestas,
joyería, figuras y apliques de cartón fallero, pañuelos y joyería en fieltro,
artículos de papelería donde tanto el papel (reciclado) como los artículos
han sido fabricados artesanalmente, cuadros realizados con flor seca
prensada o pintados sobre seda, cojines, cabeceros y tapices, además de
muebles pintados a mano y revistas y libros sobre temas de artesanía. Esta
Muestra ha sido acompañada por una serie de actividades paralelas
consistentes en proyecciones de videos sobre oficios artesanos y talleres
demostrativos y participativos para niños y adultos.

 

La Muestra de La Roca Village ha sido patrocinada por Artesania Catalunya.
En ella participan 21 artesanos catalanes, talleres bien conocidos y
consolidados en su mayoría, aunque también participan artesanos
emergentes que ofrecen cerámica, velas, abanicos pintados, joyería en
metales preciosos, vidrio o textil, juguetes y objetos de cocina de madera,
camisetas y pañuelos en terciopelo de seda y cacharros de barro para
cocinar, en una lograda conjunción entre productos con una fuerte carga de
identidad local y otros de creación contemporánea. Especialmente
interesantes resultan las piezas de cestería porque, además de su interés
intrínseco, ilustran con claridad las diversas formas de enfocar la práctica de
un oficio artesano en el siglo XXI. En la muestra, en efecto, puede verse
desde cestería de uso tradicional hasta piezas únicas, verdaderas
esculturas en mimbre, pasando por el rediseño del tamaño de las cestas
hasta convertirlas en miniaturas para luego darles un uso nuevo, en este
caso, unos pendientes.
La Fundación ha llevado a cabo esta experiencia piloto desde el
convencimiento de que se hace imprescindible la búsqueda de nuevos
canales de comercialización para la artesanía, para acercarla a ese sector
de los consumidores que quiere calidad y huye de la masificación. Con el
objetivo de conocer las motivaciones de compra y otros datos que puedan
ser de utilidad para programar acciones de este tipo en el futuro, se está
llevando a cabo una encuesta entre los compradores.



Las Rozas Village, local 82
28230 Las Rozas, Madrid
Tel. 635 410 176

www.lasrozasvillage.com

 


La Roca Village, local 105
08430 La Roca del Vallés,
Barcelona
Tel. 695 159 156
www.larocavillage.com

 


 

Bloc: pastafangs
Missatge: Jornada d'Artesans Indignats
Enllaç: http://pastafangs.blogspot.com/2011/07/jornada-dartesans-indignats.html

 

 

 

 

l'artesania està vivint un nou impuls

 

En un món global amb productes que cada cop arriben de més lluny, l'artesania està vivint un nou impuls. Productes que aprofiten matèries primeres que ajuden a mantenir el territori, peces úniques fabricades pels mateixos artistes i noves línies de comercialització que donen resposta a una demanda disposada a pagar una mica més per tenir un producte diferenciat.

eL VÍDEO comença amb unes bucòliques ovelletes però, en conjunt, dóna una visió interessant sobre com es poden comercialitzar els nostres productes:

http://www.tv3.cat/rss/videos/tots_multimedies_161852185_rss.xml

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